Ponemos la mantequilla en un cazo al
baño maría a fuego mínimo, hasta que lentamente se deshaga.
Una vez derretida, vertemos con cuidado en un recipiente de cristal y dejamos que pose un rato hasta que aparezcan tres capas o componentes:
- agua, que se convertirá en suero,
- proteínas, que aparecerán como impurezas en la superficie,
- y grasa, que es la parte más pura de la mantequilla y que es lo que utilizaremos.
Mantequilla fundida en reposo donde se ve la capa superficial de impurezas a eliminar |
Con una cuchara quitamos la espuma de arriba, que son las impurezas, y vertemos la mantequilla pura en otro recipiente con cuidado de dejar el suero en el primer recipiente de cristal para luego deshecharlo.
Dejar enfriar para que solidifique antes
de usar.
Conservar en la nevera.
Mantequilla clarificada, donde ya se han eliminado las impurezas superficiales y el suero que queda en el fondo |
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